jueves, 4 de diciembre de 2014

De vuelta, para quien le interese :P!

Podemos ser mejores si, en lo más profundo de nuestro ser, nos sentimos mejores. Puede que el triunfo sea cuestión de autoconvencerse de que uno puede hacer lo que se proponga. Nunca he sido partidaria de que regalarle los oídos a alguien sea productivo, aunque haya habido momentos en mi vida en los que he tenido que sufrir que alguien venga a decirme algo que, a lo mejor, cree que me hace bien. Quien sube, tiene que tener claro que el golpe va a ir siendo más duro a medida que se gana distancia con el suelo. Y no es que haya subido nunca más de un palmo del suelo, pero quizás, si me hubiera creído la mitad de la mitad de lo que me han dicho, solo por pensar que puedo ser la sombra de alguien, ahora mismo no podría respirar casi al ver la realidad. Las cosas hay que demostrarlas, sin más. Y, como es el caso, si no hay nada que demostrar o no se puede demostrar más, pues hay que cambiar el rumbo. 

Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco es cuestión de andar por ahí lamentándose, cuando hay personas muchísimo peor que uno mismo. Esta bien eso de darse el gusto de lamentarse y volverse a lamentar, pero no sirve absolutamente de nada. Ya habrá oportunidades y sino, se seguirán buscando. Y como puedo permitirme el lujo de, después de más de un año sin escribir aquí, diré que he hecho o han hecho por mí lo que siempre había dicho que jamás haría. Y ahora, visto desde este momento de mi vida jaja, no lo veo tan mal como pensaba que era, y no pasa nada. Eso no me hace peor ni mejor, simplemente son cosas que pasan y prefiero no pensarlo mucho más. Si quiero ser yo misma tendré que aceptar que dentro de quien soy, hay otros factores que hace que otros puedan pensar que soy de una u otra manera. A pesar de todo, cada uno lleva una mochila y yo no tengo por qué sentirme mal por la que me ha tocado, todo lo contrario. 

Y dejando claro eso, que supongo que quien más me conoce sabe a lo que me refiero, diré que me da pena, muchísima pena ver lo que estoy viendo. Tanto en la carrera como en el máster, me he encontrado a personas que, simplemente, nacieron periodistas. Y sé cómo está el mundo de la comunicación y sé que cada uno, al final, hace lo que puede. Pero eso no me quita del todo la pena de ver como se está desaprovechando tanto talento. Porque hay gente entregada, gente que, cuando de escribir se trata, son capaces de escribir cualquier cosa y emocionar al que sea. Porque incluso, sin hablar, están diciendo muchas cosas. Creo que es importante dejar claro que no es que esté vendiendo a ningún coleguita ni nada por el estilo. Lo que quiero decir es que me he cruzado con personas que ni siquiera han podido demostrar todo lo periodistas que podrían llegar a ser. 

Y puede que me esté echando piedras sobre mi propio tejado, pero siempre he sido muy realista. He leído muchos libros que sé que jamás podría escribir. He leído muchos artículos que jamás podría alcanzar. Y he leído entradas en blogs de "nadie" con un nivel que sé que nunca tendré. Que aunque fueran de temáticas que no tienen nada que ver con mis preferencias, he devorado sin pestañear. Y me he emocionado con entradas salidas de lo más profundo del alma del que escribe. Hay muchos fulanitos y muchas menganitas que nos estamos perdiendo creyendo que está todo escrito quizás o porque no salen en ningún sitio. Yo creo que es de justicia que nos pongamos a escribir y que, de igual manera, nos pongamos a leer. Porque quien menos nos esperamos, nos puede sorprender. 

Y ya no se trata de un "me gustaría escribir como tú", es más bien un "ojalá algún día yo pueda emocionar como tú me has emocionado". Y ese siempre ha sido mi fin, aunque creo que tengo que pasar de esa etapa del dramatismo en el que siempre termino cayendo. Emocionar a quien sea que esté del otro lado, porque ya he aceptado que lo de hablar en público es algo que se me va totalmente de las manos, pero bueno, intentaré mejorarlo de alguna manera. 


No hay comentarios: