lunes, 10 de enero de 2011

Cosas que aún me quedan por aprender....

Creo que siempre han intentado enseñarme cosas que me sirvieran para hacerle frente a la vida, cosas importantes pero que la gente se puede morir sin saber, de hecho, muchísima gente lo hace. Lo primero que me enseñaron que no sabían mis amigas es que existen enfermedades y que hay gente que tiene en una silla de ruedas media vida. Mentiría si dijera que no me sorprendió ver a alguien en silla de ruedas, ya que la máxima referencia que tenía eran las fotos de mi abuelo paterno, el cual, no llegué a conocer. Y cuando me vi ahí, sin conocer a nadie, rodeada de gente que, verdaderamente, necesitaba ayudaba; aprendí que sólo era una niña consentida con una vida perfecta y que sólo tenía en la cabeza las canciones de Ricky Martín y Alejandro Sanz.... Después, de un golpe, vi que mi padre me había ido enseñando, a lo largo de mi vida, algo que aún no sé si he conseguido aprender del todo: a vivir sin él. Trató la muerte como un ciclo más de la vida, si nos enfadábamos siempre dramatizaba y me preguntaba que si iba a llorar el día que el muriera y cosas parecidas..."voy a durar menos que una pompa de mistol", "me quedan dos telediarios" y un sinfín de cosas que hacía y con las que yo me moría de la risa...cara de pena, dejaba caer su cabeza en hombro, por supuesto, no lo hacía suavemente, y así él se divertía y a mí me entraban ganas de gritar. Pero cuando faltó, está vez de verdad, me di cuenta de que llevaba años anunciándolo, aún sin llegar a creérselo del todo. Sólo lo vi una vez llorar de pena, y fue al vernos llorar cuando murió mi abuela. Desde que "me hice mujer" jaja, no paraba de repetirme que le hiciera abuelo, que él no me preguntaría nunca por el padre y así, sin darme cuenta, se me pasó la vida a su lado...Miles de fotos, videos, escritos...hizo de su vida una "no dramática" muerte anunciada que hizo que, llegado el día, una que está aquí aún ni sepa de dónde sacó las fuerzas para aguantar el tirón...y sólo tenía frases graciosas en la cabeza, frases que me acompañarán durante toda la vida....así que fue una gran lección, por fascículos, pero muy buena.
Sin embargo, cuando volví a creer que ya prácticamente lo tenía todo aprendido en cuanto a la vida se refiere, me di cuenta de que no. El otro día acompañé a mi madre a la cárcel, ella ya lleva muchos años yendo, de hecho, mi padre también lo hacía, para entregar los regalos a los presos. Si bien es cierto que sólo fui por curiosidad, quería ver qué clase de gente es la que hay allí y qué clase de sitio es una cárcel. La cárcel es un sitio no tan tétrico como en las películas; es más normal, no sé, con más pinta de colegio que otra cosa. Y la gente que hay allí...eso fue lo que verdaderamente me sorprendió...Me esperaba, no sé, gente con cara de mala persona y muchos inmigrantes (Ya que a veces, en la prensa, sólo se ve o se leen noticias de inmigrantes que roban y que matan). Sin embargo allí me encontré, no sé cómo explicarlo, una realidad diferente. La mayoría no eran inmigrantes precisamente, y el resto, como he comentado a alguna gente hace unos días, el resto era gente normal. Chicos de mi edad había muchos, chicos que, de cruzármelos por la calle, no me pensaría el cambiarme de acera. Y creo que eso fue lo que más miedo me dio, miedo y pena. No sé si es que hay normas que cualquiera es capaz de saltarse o, por el contrario, hasta quién menos te esperas es capaz de hacer algo que le haga acabar entre rejas. También tuve otra sensación: ¿Dónde están los malos?, es obvio que los más malos no iban a salir, pero entonces me sentí tonta al pensar que los malos eran los que acababan en sitios así...Quizás, también, viera a muchos malos que habían tenido la suerte de nacer con caras de buenos...Lo que si es cierto es que, a diario, creo que uno es capaz de ver más malos de los que allí dentro hay...Así que lo añadiré a mi lista de cosas aprendidas, de cosas que no debería de olvidar nunca...

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