martes, 4 de enero de 2011

Queridos Reyes Magos...

Son tantas las ilusiones que pierde uno con los años, que acaba por convencerse de que todo es pura ficción, es decir, pura mentira. Cumples años y pierdes amigos, convicciones, realidades....cumples años y pierdes casi todo lo que tenías, dándote cuenta de que no lo tenías, sólo creías tenerlo.
Casi ni me acuerdo de cuándo creía en que era verdad eso de que existían unos Reyes y que uno le podía pedir cualquier cosa que quisiera y, en mi caso, casi siempre me traía lo que yo quería...eso y que mi madre siempre se las apañaba para que yo no cambiara demasiado la lista el día antes...una vez, incluso, pude devolverle a los Reyes Magos un regalo que no me gustó, jaja, y lo peor es que me lo creí...era tan fácil pensar que existían esas cosas...era tan sencillo no buscarle explicación, ni siquiera plantearte el hecho de que todo fuera una mentira, un engaño sano, pero, a fin de cuentas, un engaño.
Yo creía en los Reyes Magos, de hecho, sabía que Baltasar me traía los regalos...mis padres hasta hicieron venir a un hombre (negro, nada de pintado, era negro de verdad, y cuando digo negro, me refiero a una persona de color negro que, por otra parte, aún sin ser políticamente correcto, es su color), el caso, es que ese hombre vino vestido como un auténtico Rey Mago y, vale que mi hermano y yo fuéramos pequeños y eso nos reafirmara en la idea de que era real...es que mi primo, no tan pequeño, se sentó encima del supuesto rey, junto con nosotros, a cantarle villancicos y prometer que no se mordería las uñas...
Pero eso no hizo que la creencia durara mucho tiempo más...y la verdad, si hubiera sabido que conocer el secreto de la verdadera identidad de los Reyes iba a ser una de las cosas que, a día de hoy, recuerdo con más pena... no hubiera escuchado a esas niñas crueles e insensibles que me lo dijeron :P!
Pero es que parece que, a partir de cierta edad, empiezan a pasar cosas malas en la vida de uno, bueno, en mi caso en particular si...y no se acaban, y cada vez hay más convicciones rotas y esperanzas que se quedan en el aire...Y ni los Reyes existen, ni el Ratoncito Pérez tampoco...y los padres, con el paso tiempo, también dejan de hacerlo y uno llega a preguntarse...si fueron reales de verdad, cuando empiezan a notar que los recuerdos, aunque no terminen nunca de irse, si comienzan a ser cada más difusos...más lejanos...

1 comentario:

M. Iglesias dijo...

Te aseguro que los recuerdos pueden difuminarse pero los sentimientos y las sensaciones van cogiendo cada vez mas fuerza.
Un beso